viernes, 23 de noviembre de 2012

¡Hola! 
       
        Hoy te quiero dedicar un fragmento que me gusta mucho del libro de "El Principito", es un libro que me encanta por todo el significado que hay detrás de cada palabra y en mi opinión, es una pequeña obra de arte. Lo leí por primera vez con 13 años y lo que más me gusta es que dependiendo de con cuantos años lo lea, y la situación personal en la que me encuentre, le voy encontrando significados diferentes. 
Por cierto, lo que te dije que te iba a escribir en francés a ver si lo entendías está sacado de aquí, ¡Así que te lo estoy poniendo muy fácil! 

¡Espero que te guste!


" Entonces apareció el zorro: 
-¡Buenos días! -dijo el zorro.
-¡Buenos días! -respondió cortésmente el principito que se volvió pero no vío nada.
-Estoy aquí, bajo el manzano -díjo la voz. 
-¿Quién eres tú? -preguntó el principito-. ¡Qué bonito eres!
-Soy un zorro -dijo el zorro.
-Ven a jugar conmigo -le propuso el principito-, ¡estoy tan triste!
-No puedo jugar contigo -dijo el zorro-, no estoy domesticado.
-¡Ah, perdón! -dijo el principito.
Pero después de una breve reflexión, añadió:
-¿Qué significa "domesticar"?
-Tú no eres de aquí -dijo el zorro- ¿qué buscas?
-Busco a los hombres -le respondió el principito-. ¿Qué significa "domesticar"?
-Los hombres -dijo el zorro- tienen escopetas y cazan. ¡Es muy molesto! Pero también crían gallinas. Es lo único que les interesa. ¿Tú buscas gallinas?
-No -díjo el principito-. Busco amigos. ¿Qué significa "domesticar"? -volvió a preguntar el principito.
-Es una cosa ya olvidada -dijo el zorro-, significa "crear lazos... "
-¿Crear lazos?
-Efectivamente, verás -dijo el zorro-. Tú no eres para mí todavía más que un muchachito igual a otros cien mil muchachitos. Y no te necesito. Tampoco tú tienes necesidad de mí. No soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros semejantes. Pero si me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo...
-Comienzo a comprender -dijo el principito-. Hay una flor... creo que ella me ha domesticado...
-Es posible -concedió el zorro-, en la Tierra se ven todo tipo de cosas.
-¡Oh, no es en la Tierra! -exclamó el principito.
El zorro pareció intrigado:
-¿En otro planeta?
-Sí.
-¿Hay cazadores en ese planeta?
-No.
-¡Qué interesante! ¿Y gallinas?
-No.
-Nada es perfecto -suspiró el zorro.
 Y después volviendo a su idea:
-Mi vida es muy monótona. Cazo gallinas y los hombres me cazan a mí. Todas las gallinas se parecen y todos los hombres son iguales; por consiguiente me aburro un poco. Si tú me domesticas, mi vida estará llena de sól. Conoceré el rumor de unos pasos diferentes a todos los demás. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra; los tuyos me llamarán fuera de la madriguera como una música. Y además, ¡mira! ¿Ves allá abajo los campos de trigo? Yo no como pan y por lo tanto el trigo es para mí algo inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada y eso me pone triste. ¡Pero tú tienes los cabellos dorados y será algo maravilloso cuando me domestiques! El trigo, que es dorado también, será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo.
El zorro se calló y miró un buen rato al principito:
-Por favor... domestícame -le dijo.
-Bien quisiera -le respondió el principito pero no tengo mucho tiempo. He de buscar amigos y conocer muchas cosas.
-Solo se conocen bien las cosas que se domestican -dijo el zorro-. Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Lo compran todo hecho en las tiendas. Y como no hay tiendas donde vendan amigos, los hombres no tienen ya amigos. ¡Si quieres un amigo, domestícame!
-¿Qué debo hacer? -preguntó el príncipito.
-Debes tener mucha paciencia -respondió el zorro-. Te sentarás al principio un poco lejos de mí, así, en el suelo; yo te miraré con el rabillo del ojo y tú no me dirás nada. El lenguaje es fuente de malos entendidos. Pero cada día podrás sentarte un poco más cerca...
El principito volvió al día siguiente.
-Hubiera sido mejor -dijo el zorro- que vinieras a la misma hora. Si vienes, por ejempló, a las cuatro de la tarde; desde las tres yo empezaría a ser dichoso. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto, descubriré así lo que vale la felicidad. Pero si tú vienes a cualquier hora, nunca sabré cuándo preparar mi corazón... Los ritos son necesarios.
-¿Qué es un rito? -inquirió el principito.
-Es también algo demasiado olvidado -dijo el zorro-. Es lo que hace que un día no se parezca a otro día y que una hora sea diferente a otra. Entre los cazadores, por ejemplo, hay un rito. Los jueves bailan con las muchachas del pueblo. Los jueves entonces son días maravillosos en los que puedo ir de paseo hasta la viña. Si los cazadores no bailaran en día fijo, todos los días se parecerían y yo no tendría vacaciones.
 De esta manera el principito domesticó al zorro. Y cuando se fue acercando el día de la partida:
-¡Ah! -dijo el zorro-, lloraré.
-Tuya es la culpa -le dijo el principito-, yo no quería hacerte daño, pero tú has querido que te domestique...
-Ciertamente -dijo el zorro.
- Y vas a llorar!, -dijo él principito.
-¡Seguro!
-No ganas nada.
-Gano -dijo el zorro- he ganado a causa del color del trigo.
Y luego añadió:
-Vete a ver las rosas; comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás a decirme adiós y yo te regalaré un secreto.
 El principito se fue a ver las rosas a las que dijo:
-No son nada, ni en nada se parecen a mi rosa. Nadie las ha domesticado ni ustedes han domesticado a nadie. Son como el zorro era antes, que en nada se diferenciaba de otros cien mil zorros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.
Las rosas se sentían molestas oyendo al principito, que continuó diciéndoles:
-Son muy bellas, pero están vacías y nadie daría la vida por ustedes. Cualquiera que las vea podrá creer indudablemente que mí rosa es igual que cualquiera de ustedes. Pero ella se sabe más importante que todas, porque yo la he regado, porque ha sido a ella a la que abrigué con el fanal, porque yo le maté los gusanos (salvo dos o tres que se hicieron mariposas ) y es a ella a la que yo he oído quejarse, alabarse y algunas veces hasta callarse. Porque es mi rosa, en fin.
 Y volvió con el zorro.
-Adiós -le dijo.
-Adiós -dijo el zorro-. He aquí mi secreto, que no puede ser más simple :Sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible para los ojos.
-Lo esencial es invisible para los ojos -repitió el principito para acordarse.
-Lo que hace más importante a tu rosa, es el tiempo que tú has pasado con ella.
-Es el tiempo que yo he pasado con ella... -repitió el principito para recordarlo.
-Los hombres han olvidado esta verdad -dijo el zorro-, pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Tú eres responsable de tu rosa...
-Yo soy responsable de mi rosa... -repitió el principito a fin de recordarlo 
Antoine de Saint-Exupéry  "


      Y aún a riesgo de parecer una cursi (ya sabes que me encanta serlo) te diré que lo curioso de este fragmento es que tu haces que me sienta a la vez como el zorro - que desea desesperadamente ese vínculo de necesitarse mutuamente y sentir que cada uno es único en el mundo para el otro -, como la rosa - que se siente especial entre todas las demás rosas gracias al amor del principito -, y como el principito mismo, que vive perdidamente enamorado de su rosa.

lunes, 5 de noviembre de 2012

           Hoy te escribo porque el otro día me hiciste una pregunta que no quiero dejar sin contestar. Me preguntaste si alguna vez me había parado a pensar si tu eras lo que verdaderamente yo quería, con quien verdaderamente yo quería estar.

      Claro que me he hecho esa pregunta, yo creo que cuando te planteas algo verdaderamente serio con alguien todo el mundo se hace esa pregunta. Cuando empezamos a salir realmente no te conocía, basé mi respuesta al 100% en lo que irracionalmente sentía, en aquél momento no pensé, me dejé llevar y con mucha suerte acerté, porque lo que luego conocí de ti me gustó y mucho. Sin embargo en aquél momento no reflexioné demasiado, puede que porque la relación que luego hemos tenido ha superado con creces las expectativas que tenía, claro que me había imaginado contigo eternamente muchas veces, pero no creo que tuviese la madurez suficiente como para asimilar lo que eso verdaderamente significaba.

          Durante todo el año pasado me ha venido a la cabeza demasiadas veces la pregunta de ¿qué quiero? ¿qué busco? Rechazaba el hecho de que lo que quiero fueras tu porque "por algo las cosas no habían funcionado una vez", me he repetido esto una y otra vez, inútilmente porque no hice más que buscar cualidades tuyas en todos los demás.

        Finalmente llegué a la conclusión de que el problema estuvo en mi, eres tú lo que necesito, a quien quiero y simplemente no estaba preparada para asimilarlo en aquél momento. Para asimilar el hecho de que con quien quiero hacer mi vida es contigo. Ya te he hablado en alguna ocasión del miedo que tenía de pensar que me estaba saltando pasos en la vida, que no estaba viviendo lo que estaban viviendo el resto de personas de mi edad y que me iba a perder "algo". Tristemente he tenido que vivir en primera persona lo equivocada que estaba y darle muchas vueltas a la cabeza hasta entender que si encuentras a alguien que te hace sentir lo que me haces sentir tu a mi, no importa la edad que tengas -ya lo hayas encontrado con 90 o con 17 como hice yo- tienes que aferrarte a ello y cuidarlo todo lo que puedas, porque es un tesoro.

          Dijiste "ya se que me tienes cariño, que hemos tenido una relación y puede que lo eches de menos, ¿pero realmente te has parado a pensar si lo que realmente quieres soy yo?". A ti no te tengo cariño, ni estoy en estas por el recuerdo de lo que fue. De ti estoy enamorada, por ti siento cosas que no se ni describir. Me estremezco entera solo con cerrar los ojos e imaginarte cerca, no necesito más que un abrazo tuyo para reconfortarme y olvidarme de todo lo demás. Eres lo que quiero porque en ti encuentro todo aquello que verdaderamente necesito, estar bien contigo es como una pócima milagrosa, me das fuerza, seguridad, estabilidad, energía, alegría y vitalidad. Se que eres lo que quiero porque me encanta lo que me haces sentir y porque me encanta como soy cuando estoy contigo. Me encanta como me siento cuando soy cariñosa y eres la única persona con la que verdaderamente me ha salido serlo nunca, me pasaría la eternidad entre caricias, abrazos y besos contigo. Como te digo siempre, soy adicta a ello.

        Supongo que cuando me hiciste esta pregunta te estabas refiriendo más al tema de compatibilidad de personalidades. Es verdad que chocamos en cosas, pero no en las verdaderamente importantes. Tu personalidad es el principal motivo por el que estoy tan loca por ti. Si todo fuera enamoramiento y atracción física esto se hubiera acabado hace mucho tiempo, de hecho los científicos le han puesto fecha de caducidad a esa reacción química y por lo visto dura un año. Esto se sustenta en algo mucho más grande que es lo mucho que me gusta la persona que eres, eres sincero, trabajador, tienes las ideas claras, tienes objetivos en la vida, tienes fuerza de voluntad, eres tremendamente noble, eres sencillo y transparente, eres fuerte mentalmente y tienes una enorme capacidad para querer. Estas no son más que algunas de las cosas que me gustan de ti. El otro día me hablabas de que por tu personalidad hay ciertas cosas que no haces y no necesito que me aclares eso porque se perfectamente hasta que punto das y no das. Yo no soy una chica que exija (ni necesite) atención 24 horas al día, ni siquiera me gusta tener que estar pendiente del móvil todo el tiempo, en ese sentido somos más compatibles de lo que tu crees porque yo también soy bastante independiente. Si me siento segura con esto no necesito que me estés demostrando todo el rato que tu también quieres apostar por ti y por mi, pero hay veces que me siento más insegura, esos días que a lo mejor estoy más mimosa o cuando te noto a ti raro, puede que sean cosas mías pero tal y como están las cosas le empiezo a dar muchas vueltas a la cabeza y lo paso mal.

            Puede que estos días atrás haya echado en falta algo de cariño y que por ello me haya puesto triste, pero no porque no me lo des porque "no es tu manera de ser", si no todo lo contrario. Porque como precisamente yo si que se lo que tu eres capaz de dar, me pone triste pensar que no lo hagas. Porque se lo que es sentirse en lo más alto cuando me coges entre tus brazos y me das los besos que solo tu me sabes dar, porque se lo que se siente cuando me intentas hacer reír en esos momentos en los que estoy más triste y lo que se siente cuando me envuelves con tu pierna y tus brazos en mitad de la noche. Porque lo comparo con esos momentos en los que tu tampoco te quieres separar de mi, con lo que veo en tus ojos y no puedo evitar echarlo de menos. Entiendo lo que me explicaste, entiendo que no puedas dar eso de ti ahora mismo o por lo menos todo el tiempo (porque hay momentos en los que si lo haces), entiendo que aún tienes el freno puesto y todavía tienes pensamientos contradictorios que te paran los pies y que tienes miedo de volver a pasarlo mal. Pero no me digas que no lo haces porque no es tu manera de ser porque te conozco y se perfectamente hasta que punto te entregas y qué cosas no haces. 

          Sabiendo esto de ti tengo suficiente información como para poder responder a si eres tu lo que verdaderamente quiero. Y sí, lo eres. Lo eres con creces. Eres exactamente lo que quiero, eres la persona con la que quiero compartirlo todo, con la que quiero seguir aprendiendo lo que es querer. Con la que quiero disfrutar de lo bueno y en la que me quiero apoyar en lo malo. Eres tu a quien me apetece ver todo el rato y es solo tuyo el abrazo que voy buscando. 

          Se quién eres, igual que se tus cualidades también conozco alguno de tus defectos y es lo que quiero. Es justo y precisamente lo que quiero. Eso lo tengo claro y solo queda que también lo tengas claro tu. Poquito a poco ;)

         Espero que por lo menos esto te haya quedado claro.